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El mito del frío y los resfriados


¿Tú también te pasas los inviernos moqueando a todas horas?


Pues este artículo te interesa.

 

Ojalá tu no, pero muchas personas cuando llegan las fechas de otoño e invierno se las pasan cogiendo todo tipo de resfriados, virus, gripes o lo que sea que digas que has “cogido”, lo que comúnmente se dice: "ponerse malos".


Esto hasta cierto punto puede ser hasta normal. Pero solo hasta cierto punto y te cuento por qué.  


Verás, en otoño e invierno, con la caída de las horas de luz solar y la menor exposición a ella debido al frío, los niveles de vitamina D caen en picado.


La vitamina D, por si no lo sabes, es la directora de la orquesta del sistema inmunitario. Por eso con un sistema inmune más débil es normal que cualquier “bicho” lo ponga en jaque.


Sin embargo, la naturaleza lo tiene todo pensado.

 

(¿O te parece lógico que nuestra naturaleza nos quiera enferm@s porque cambien las estaciones?)


Por eso durante estas estaciones (otoño e invierno) viene una ayudante a suplir la carencia de vitamina D. Nuestra salvadora se llama melatonina. Y ella al contrario de lo que ocurre con la vitamina D se libera ante el frío y la oscuridad.


Sin embargo, ¿Qué hacemos en la era moderna del confort y el “bienestar”?

Correcto: dar las luces a todas horas y abrigarnos bien para no pasar ni una gota de frío.


Así que con la vitamina D y la melatonina por los suelos, unido a los hábitos proinflamatorios que lleva la sociedad, es lógico que tu sistema inmune decaiga a la mínima. Y tantas personas enfermen a nada que su cuerpo tiene un desafío más que enfrentar.


En resumidas cuentas, el frío no es el culpable de que te pongas malo cada 2 por 3, ni de que te pases el invierno llen@ de mocos.



Te presento a los verdaderos responsables:

  • La ruptura de tus ritmos circadianos.

  • Tu exceso de comodidad y tu necesidad de normotermia durante todo el año.

  • Tus hábitos proinflamatorios como:

    • Nutrición inflamatoria y deficitaria en nutrientes reales

    • Sedentarismo

    • Falta de luz solar

    • Exceso de toxicidad


Podría seguir un rato más con la lista, pero creo que lo pillas.


Espero que por fin hayas comprendido por qué no es normal vivir los inviernos de resfriado en resfriado. Ni que estos duren semanas o meses.



Así que ahora sí, quiero contarte de qué manera puedes mantener fuerte tu sistema inmune y te ahorres (y ahorres al planeta) paquetes y paquetes de “kleenex” desde este mismo invierno.

  • Exponente al frío. Pues sí, como te he contado, no solo no es el culpable, si no que además es tu aliado. El frío tiene muchos beneficios, pero hoy te cuento estos dos. Por un lado va a estimular tu producción de melatonina (recuerda que será la sustituta de la vitamina D) y por otro es una estrategia hormética muy potente para fortalecer tu sistema inmune.


  • Respeta tus ritmos circadianos. Procura no exponerte a pantallas, ni a la luz azul artificial después de que se haya ido el sol.


  • Cuida tu alimentación. Mantén una dieta densa en nutrientes de la máxima biodisponibilidad y evita los alimentos proinflamatorios.


  • No olvides tu dosis diaria de movimiento y ejercicio físico.


    Sé que en un mundo acostumbrado a la comodidad permanente algunos de estos hábitos pueden resultar duros.

    Sin embargo, esta comodidad es demasiado nueva para nuestro genoma y tu genética solo responde al lenguaje ancestral que conoce.



Espero de corazón que te haya servido esta lección / reflexión.


Como siempre, puedes responderme a este artículo con cualquier duda o consulta.



Con cariño,


Luz de Alba


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